Las Médulas son consideradas la mayor mina aurífera de estas características de todo el Imperio Romano. La nieve acumulada en el cercano monte Teleno jugó un papel fundamental en la explotación minera. Se recogía el agua durante el deshielo y las lluvias de la primavera, y aprovechando el río Cabo, se alimentaban los siete canales que bordeaban la montaña. Allí, varios estanques recogían el líquido elemento gracias al sistema denominado 'ruina montium', un trabajo de ingeniería basado en conducir grandes torrentes de agua a través de pequeños conductos, hay más de 100 km. de pasadizos, para deshacer literalmente la tierra y extraer el oro, que, según dejó escrito Plinio el Viejo en su 'Historia Naturalis', superaban las 1,6 toneladas de oro al año.
Este método
alteró para siempre el medio ambiente de la zona. Tanto es así que algunos
países miembros de la Unesco, como Tailandia, se opusieron a su declaración
como Patrimonio de la Humanidad por considerar que Las Médulas eran el
resultado de una "actividad destructora" y suponían un mal ejemplo
para la protección medioambiental.
Los grandes movimientos de tierra que se
sucedieron durante décadas —unos 500 millones de metros cúbicos— activados por
la mano del hombre formaron llanuras artificiales y lagos como el Carucedo, hoy
un humedal protegido. Un juego de contrastes y colores que se puede disfrutar
desde miradores como el de Orellán, situado en su homónimo pueblo, de visita
recomendada a primera hora de la mañana o al atardecer.
Hay que
destacar el bosque de castaños que hay a lo largo del recorrido, algunos
centenarios de inmenso grosor. Todos ellos son propiedad privada y de los
mismos se recogen la famosa castaña anteriormente mencionada.
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